30 de diciembre de 2016

De la vida víctima y del vivir verdugo

Busco en cada gesto
la emoción de un primer beso
que jamás existió
Palpo miradas vacías
desde mis ojos superfluos
desarraigados ya de estas manos
que se olvidaron de ser pluma

Se borran los caminos de vuelta
a cualquier corazón
capaz de convertirme en sinsentido
y no cerrarme jamás la puerta
Poco a poco voy obviando
multitud de días de ilusión
para hacer menguar el dolor
de sentirlos tan y tan lejos

Quisiera ser rabia
y tan solo aparece pena
precediendo a una aceptación
hecha de embrollos de sinrazón.
De nuevo estas ganas de partirme
parecen dejar de existir
hasta que de nuevo cae la luna
y mis dientes se retuercen
como si la sombra brotara de mi mandíbula,
mientras mis colmillos sostienen
la impotencia de todo un mundo
sesgado de pena y desgana


Cómo salir de aquí sin escaparme
Cómo quedarme aquí siendo capaz de sostenerme
Cómo descansar en paz antes
de que sea la única salida posible
Cómo llegar a respirar tranquilo
antes de que se acabe el aliento

Abrir los ojos ya no es una elección
es la manera de seguir iluminando
esto que tengo dentro
y se resquebraja tan a menudo
Tantas alzaron emociones
y tan pocas anclaron pretensiones,
tantas encharcaron de paz el camino
y secaron cualquier destino.
Y así los pasos lúgubres
se hicieron siempre acompañado
pero nunca fueron compartidos,
por eso me cuesta más quererme
que olvidar que me han querido,
por eso no deja de supurarme
esta incontinencia de despojos,
esta necesidad de ser víctima
de lo que ando creando a cada instante

De la vida víctima
y del vivir verdugo



4 de diciembre de 2016

Ya no tan lejos

Quiero acercarme al suelo
sin mancharlo
de esta sombra impertinente,
perder el miedo al desorden
de tocar tierra firme,
disfrutar de esta nebulosa en la distancia
perdiendo la necesidad
de que me enturbie más y más

Recuperar esa parte de mí
que murió envuelta en arte nazarí
y aceptar que la vida que allí perdí
ya no vendrá a hacerme sonreír

Recuperar aquello olvidado,
descuidado y corrompido
entregado a la podredumbre
de la inconsciencia
tras vivir impulsado
por la necesidad de tocar fondo

Darle más importancia a la persona
que a la propia grandeza
concedida por estas eternas ganas de vivir,
ceder ante la melancolía toda mi fuerza
y perder el sentido
por el que seguir creciendo por dentro

Choque frontal con uno mismo
sin posibilidad de retroceso
Cambio de nido y rumbo
Volviendo a hablar de la humanidad
hasta sentir su peso y llanto,
a ver su suspiro y descanso
y esta vez no hacerlo tan lejos