30 de marzo de 2014

Preámbulo de un orgasmo cuántico

Siento el peso de unas cartas danzando al ritmo de mis pasos. Las he visto humeantes de verdad y ardientes de cambio entre las manos más certeras del momento. He sentido la pequeñez de alguien que se ve delante de quien no necesita ojos para verte. He sentido el miedo de no ver límites el día que me conozca, y de conocerme demasiado tarde también. He sido el loco de la partida jugando al escondite conmigo mismo frente a puertas astrales. Mis leyes hablan de energías infinitas y eternas a cada instante de un presente consciente que contiene plenitud por él mismo. Son ellas las que me invitan a lidiar con un pasado que se ha permitido el lujo de condicionar en exceso mi existencia, de enturbiar cualquier pretensión de inocencia.

He sentido júbilo e implosión entre las cuatro paredes que cultivan mi renacer, que son el aperitivo de una ceremonia de invitado único, personal e intransferible. Empiezo a preparar las maletas y no para cargarlas, sino para olvidarlas en la estación el día que coja el tren más directo pero más largo de mi vida. El día en el que la memoria será mirarme el interior a cada instante para ver fluir en mí el universo. Vivir perdido o incluso perder parte de mi vida nunca será lastre, ante todo aprendizaje y avance. Ante todo empatía, perdón, admiración y avance. Avance porque sé que el cambio está por llegar, está llegando.

Subiré porque sé que los anclajes no serán ni gravitacionales. Ganaré porque la victoria es siempre personal y nadie puede hacerte perder más que tú mismo. Y aunque individual, la cooperación será irremediable e inconsciente una vez fluir sea dharma. Una vez la humanidad se abra en mí y lo místico sea ver una persona sin reconocer su aura. Encontraré porque en el dejarse llevar buscar es esperar soltando las manos, alzando los brazos al aire y dibujándole una sonrisa a cada nube, a cada sol y a cada luna. Empezaré mi nuevo camino cuando sea consciente y esté presente en alma, y déjate de cuerpos, de que formo parte del de la eternidad. De la transversalidad de unos mundos que no deben ser tan paralelos si somos capaces de atravesarlos y de unirlos mediante la luz como energía imperativa.

He visto la cara de esos hijos a los que prometisteis una familia de las de ir a misa los domingos y antes de comer el padre ya iba borracho y la madre ya lloraba por los rincones. Les he visto la cara descompuesta al ver la realidad que nos envuelve, en ver como aquello que sustentaba sus sueños se derrumbaba desencajando las muecas de los culpables de su bajada al mundo. Ver esos ojitos, que siempre miran el mundo desde abajo y con la boca bien abierta de admiración, romper por no entender tanta mentira tendría que hacernos pensar mínimamente. Que vamos predicando con un modelo de familia que hace mucho que murió. Que no podemos seguir con lo que nos impusieron los cuatro que se ajustaron la Biblia a su hipocresía y sus egos. No existen más leyes que las naturales y esas no se escriben, se sienten, así que supongo que sabrás por donde me paso yo tu constitución. Ahora que vivimos en un mundo líquido no sé cual será la solución, pero está claro que tenemos un problema y nos lo imponen desde lo primero que vemos nada más nacer. No tengo claro como compartiré mi vida con alguien, aunque sé que ese alguien no se conformará con lo que le pongáis en el plato. Que yo espero que coja el plato y os lo rompa para que veáis como dejáis esos pequeños corazones. Espero que lo espere todo de ella y de nosotros, y nada de lo preestablecido. Espero que piense, que lo dais por supuesto y escasea más de la cuenta. Espero y sigo esperando.

27 de marzo de 2014

El amor no puede ser justo porque amar es no entender de comparaciones

En la vida crecemos a base de entender. Buscándole el motivo a la existencia y sus ausencias. Asimilando aquellas cosas que nos preguntamos, porqué no nacieron con nosotros.
En la vida los pasos se dan con la mente y no con los pies. El alma crece mientras el cuerpo se encoge, y así acabé la noche con mi alma por las nubes intentando asimilar algo muy simple: las ganas de un orgasmo y las ganas de ella.

Que separar esas dos cosas me costó una grieta en el corazón
y una lágrima de las que más duelen
de las que resbalan
por la parte oculta del ojo
de las que se clavan
las más saladas
que no curan
desangran
y todo sin luz, por dentro.

Las ganas de ella son infinitas,
se calman con el mínimo roce, pero nunca se sacian.
Pasan por encima de todo y todo se hace nada al primer suspiro.
El orgasmo pasa a ser lo más anecdótico de una sonrisa.

Sus palabras se quedaron a vivir donde nacieron, entre sábanas, y con ellas el rostro incrédulo por un beso que fue eterno por ser el último. Con ellas me acuesto pensando en los orgasmos, porque si pienso en ella no duermo.
Porque si sueño con ella es despierto, que dormido siempre se va, como cuando no sueño.

Que vivo escapándome, intentando tropezar con una piedra que se empeña en apartarse, porque dice que no quiere caerse cuando yo empiece a levantarme.
Parece que no llega a entender que yo vivo suspendido en el aire que la envuelve esperando a que salte para pararle la caída o matarnos juntos, o revivirnos juntos.

Pero qué más decir de los orgasmos, si sé que los mejores de mi vida están por llegar y no necesitarán ni un roce.
Que no habrá más cielo el día en que su mirada se limpie y
pura
me atraviese
para hacerme entender
el paso más grande
de mi alma
el día en que se fundirá
con la suya



24 de marzo de 2014

La era de la mujer creadora

Vivo enamorado de espacios en los que desaparecer viendo el sinsentido de vuestras acciones. Por eso el amor que necesita ser ensuciado a los cuatro vientos nunca ha sido dharma, por eso vivo en un rincón de miedos, en un rincón y solo, en un rincón en el que tengo todo y más, porque me tengo a mí.

Soy el rostro de un día gris con brotes de tormenta y esperanza de una noche precoz. Me he vuelto experto en los desprecios de una esperanza de nada.
He sido como el arte en su época moderna. Se deshizo en vanguardias para llegar a su máximo esplendor mientras preparaba su propia tumba. Abrió tantos frentes como dudas y tantas teorías que fueron brumas, que se nos quedó muerto sin saber cómo revivir. Se alejó tanto de la sociedad, que ya no supo volver.

Nunca entenderé vuestra visión romántica de las alternativas ni vuestra obsesión por el civismo, que nada tiene que ver con las leyes por mucho que nos vendan. Porque ellos ni de educación ni de respeto nos pueden hablar. Como tampoco entiendo la facilidad de buscar culpables ajenos sin ser capaces de mirarnos el ombligo.
Nunca he sido partidario de la democracia como legitimación de la dictadura capitalista, ni de tus besos a media asta, y a ninguno de los dos le he sido capaz de encontrar alternativa.

Nuestro error fue empezar a llamarles locos
y encerrarlos,
nuestro error fue creerlas inferiores
y ponerlas a nuestro regazo,
creernos dioses
y obligarlas a suplicarnos
Veo a mi madre día a día luchando
por limpiarnos los ojos
por ponernos poesía en la mirada
por hacernos sentir por encima de todo
Y sé que ella,
como muchas de ellas,
tiene la llave.

De nada sirven nuestras herramientas
que ya tenemos claro que siempre apuntan a los de abajo
y no para arreglarlos,
para hundirlos una y otra vez.
De nada sirven nuestros pensamientos
caducados
fermentados
podridos
malolientes
De nada
sirven

Así que no tengamos miedo
que todo se desmorone
que sus auras nos envuelvan
que hagan y deshagan a su antojo
con todas y cada una
de nuestras consciencias
que nos acerquen a la luz
Abramos manicomios y entremos nosotros
aprendamos de los que son capaces de pensar diferente
de sentir diferente
ellos nos darán cambio
vamos a reconciliarnos con la naturaleza
a recordar que seguimos formando parte de ella
vamos a cerrar TODOS 
por un segundo
los ojos
vamos a mirarnos dentro
a darnos cuenta de que estamos vivos
a darnos cuenta por primera vez
en nuestras vidas
de que existe humanidad
más allá del capital



21 de marzo de 2014

Si pero sí

"Solo el amor inalcanzado puede ser romántico"
'Vicky Cristina Barcelona'. Woody Allen


Si alargo el brazo

no llego a tocarte
pero sí logro
acariciarte

Si abro el corazón

solo veo besos,
en el aire
y nada que me palpe

Si anudo la esperanza
la cuerda tira
y tira hasta
casi desprenderse

Si te leo un verso, al oído
me quedo mudo
e incluso pienso
en si fuera amor


Si vuelvo a tus brazos
empiezo de nuevo
porque en cada adiós
tu espalda se hace olvido

Si te pienso



Si te pienso me voy
desaparezco
me pierdo
me enredo entre suspiros
me crezco de deseos
y me muerdo las mil ganas
me muero por ellas
de ellas
y con ellas
que poco más me queda

Si te veo otra vez en mí
siempre andas desnuda
es decir
con mucha ropa y un cigarro
con mucho frío y encima un sol
y yo siempre debajo
es decir
pensando qué no decir
y aprendiendo qué hacer
para seguir siendo
sobretodo
y para siempre
románticos

14 de marzo de 2014

Malva y su saco de gatos

He acampado entre sábanas humeantes de lepra y faltas de letras con sentido. Me he arrastrado por los portales de la curiosidad, robando la caridad que se olvidó de salir de los bolsillos. Y así subí a montañas sin precipicios, como follar y no cerrar los ojos o tener que cerrarlos por cambiarle el rostro. Entoné mi propio réquiem para evitaros dar el cante, para evitar que sus párpados me canten, que me encanten es lo que no se puede evitar. Soy la parte de atrás de cualquier cartel a una cara y la mía está hecha un cromo y también le ha dado por ponerse al revés.

Ya no ando porque las suelas me huelen a huella y dudo de si me acuerdo de dejar marca en algo, en alguien, y quien anda pisando mis noches no tiene prisa por irse, ni por besarme. Prefiero quedarme quieto lejos de todo, que es como está el mundo siempre que me doy cuenta de que respiro. Preferiría no quedarme, pero pintarme una sonrisa de vez en cuando es lo mínimo que puedo hacer por los que se sacrificaron por mí, los únicos que saben quién soy. Que vengo de ellos y sus desdichas, de sus logros y sus fracasos, nací en sus glorias y me crezco en sus penas. Lástima que siempre me crezca para dentro, que siempre fui más de poner el hombro que de dar abrazos, de compartir silencios que de recordar desgracias, de estar sin ser y evitar las dependencias. Todo por esperar que me vean tarde y sólo llegue a tiempo quien valga la pena.

Entiendo tu rostro enturbiado y tus ojos rojos, incluso eso similar a un marca que arrastras por dentro, pero las luchas son cosa de hombres, y yo soy alma y este puto cuerpo me la suda. Así que destrózalo y quédatelo, lo que es realmente mío nunca nadie podrá robármelo. Soy lo que tú nunca podrás ver, que he venido para ver en vida lo que muchos veréis muertos. Ya ni los años son motivo suficiente para tapar las cicatrices de un polvo trasnochado que removió cimientos. Ya nada tiene sentido si no es para dentro y para con uno mismo y su mundo paralelo. No seré mártir porque nunca llegué a vivir en esta puta mierda.

Enciendo las velas de la oscuridad, para atraer las sombras que me envías. Apago el incienso de la verdad que tanto asusta. Me he despertado desnudo, una vez más te has dignado a aparecer o me he visto con el coraje de traerte. Dignidad y coraje, no pido más. Mis sueños los atrapa el círculo que preside mi tumba, así que me analizo las mañanas por ver si alguno bueno se equivocó y me alegró la noche. Te espero en el centro de la elipse, entre los focos de lo eterno, entre puro movimiento que no soy capaz de asimilar sin tus ojos morados marcando el tempo. El cielo se ha pintado malva y esta vez no han sido los sueños, ha sido tu silueta en mi playa más virgen lo que ha dado un vuelco al universo.


Que la luz no nos deslumbre el camino, que las sombras no nos cieguen más que las dudas, que los colores sean el motivo de nuestras mañanas y la melancolía de nuestras noches, que la Luna no nos eclipse al Sol, que la nostalgia sea el preámbulo de cada beso. Que el mundo se rinda al amor incondicional y lo conozcan cuando empiecen a envidiarnos.




11 de marzo de 2014

Extasiada

Me he pasado la vida buscando coños
en los que alimentar
este ego íntimo
del pánico a amar
y ahora me veo incapaz
de rozarlos
por no recordar
tu cara
salpicada
y tu alma
extasiada

9 de marzo de 2014

Los ojos de las ojeras

He visto ojos preciosos
después de ti
ojos de esos tan hermosos
que podrían hacer morir
si decidieran no ver nada más
ojos que son verano
ojos que son otoño
pero ninguno 
con huevos de invierno
ojos que se ponen
y las pupilas como imperio
ojos de inocencia
ojos de empatía
y de llorar juntos
ojos de cielo
si nos ponemos se(cta)rios
y de mar
para los bohemios
ojos en los que nadar
pero sin poder ahogarse
por eso no pude ni lamerlos
ojos de mirar y no ver
joder
que eran tan poco tuyos
tan poco tú
tan poco profundos
tan poco vacío que sí vacíos
tan poco morados
tan poco vividos
que preferí cerrar los míos
para seguir viendo los tuyos




4 de marzo de 2014

Un día gris y sin luz

Como este carnaval en blanco y negro
y la primavera que auguro en escala de grises
como este niño llorando a su madre
que él no entiende que ya no volverá
o el que la mira sin verla
porque la vida le pasó por encima
a él o a ella
¿qué más da?
mirar sin ver
que es lo que duele

O como esos ojos que admiras
y sigues admirando
y no sabes qué hacer
para que te empiecen a ver
aunque ya ni te miren
pero aúllen palabras al viento
por si olvidaste lo del dolor
y siempre con la certeza
de clavarse los días raros
haciéndolos 
días en los que tú no deberías haber vivido

Como si la vida te hubiera obligado a elegir un miedo
y sin saber por qué
te quedaste con el miedo a vivir
con todo lo que eso implica
que no entiendo la vida sin sentir
ni lo de la implicación emocional
y por eso supongo que el sinsentido de vivir
y toda esta mierda
que no se puede vivir sin amar la vida
y por no amar me olvidé hasta de mirar a los ojos
por la facilidad de ver la belleza
en cualquier mirada
de interpretar ternura
en cualquier sonrisa
de sentir algo
y obligarme
a vivir

Un 'día raro' pensé
el primero de tantos
que ya no lo recuerdo empezar
y ni me planteo que termine
seguiré carcomiéndome
pensando que es simple sanación
que sólo me estoy limpiando
hasta que un día sin más
ya no quede nada
ni tan sólo cenizas
que soplar
ni un resquicio
de luz
(aunque sea gris)

ni eso



3 de marzo de 2014

De camino por la muerte me acordé de vuestras caras

Llegué a una estación sin bancos, de pocas vías pero en constante movimiento. Me senté a la altura del suelo y mientras veía pies y más pies pasar por delante me dio por pensar en el parecido de mi vida y la estación. En como no he sido capaz de dejar que nadie se acomodara cuando ha querido hacer parada en mí. En como las despedidas se acaban convirtiendo en ley de vida hasta hacernos adictos a ellas, a su dolor. La practico de no mirar mientras el tren se va para evitar lo de las vías. Como aquello de no verte capaz de cerrar los ojos al llorar, porque si te miras dentro sólo ves tristeza. Lo incapaces que somos de esperar el tren quietos una vez lo vemos llegar. Las ansias nos corroen y caminamos a su lado, no sea que se olvide de parar. Y las esperas siempre de rodillas. 

Llegué al tren y me senté mirando al culo del vagón para ver la cara de velocidad de los que me miraban. Eran caras perdidas y desoladas. Como todo lo que me encontraba últimamente. Tal vez era simplemente lo que veía o quería ver, o lo que me dejaban ver mis ojos empañados por tus gafas de sinvivir que te dejaste en la mesita de noche y no pude evitar quitarte, como la ropa cada vez que nos veíamos. Pero yo seguí observando aquello que pasaba a mi alrededor, desgranando cada palabra por impertinente que fuera. Que sólo una mente egocentrista acaba siendo capaz de tener una conversación en un tren en la cual parece que hable con el culo que estoy mirando en vez de por un aparato electrónico.

Me gustan los trenes porque en ellos me siento de manera inversa a lo que siento en la vida. Te sientas en ellos, para no ser capaz de controlar tus movimientos y desplazarte a una velocidad agotadora, mientras todo se queda quieto. Y yo vivo sin ser capaz a subirme a eso que llaman vida. Me miro y me veo como esa pluma que va cayendo de lado a lado sin saber donde ir a parar, porque sabe que caiga donde caiga la acabarán pisando sin tan si quiera verla. Sin preocuparse mínimamente por aquello que aflora en su interior y de lo cual nadie es incapaz de ver, de sentir o percibir. 

Me he pasado la vida caminando entre dos orillas que hablan de lo orgullosas que están de mí, sin ser capaces de dejar de hacerme perder las ganas de ver más sentido a la muerte que a seguir trabajando en vida. Que no sé en qué momento dejará de tener sentido que siga en este mundo sufriendo pérdidas y alienaciones constantes y restantes. Deprimentes para otros, reconfortantes para mí y para mi ego. Para ver que acabáis siendo un pasatiempo, o un pierdetiempo en algunos casos. Para sentir que mis percepciones no encontrarán lugar en vuestras mentes y por eso optaré por irme pronto a vivir con los que andan cercanos a la belleza platónica. Que solamente ellos le saben dar sentido a lo que vosotros llamáis muerte y yo llevo una muerte preparándolo, porque sé que entonces empezará mi vida.