Viajar hacia el oeste
me recuerda
mi amor por las puestas de sol
y tengo el placer de deciros
que aquí me enamoro cada tarde
Porque no es solamente
el ver a nuestra fuente
despidiéndose milímetro
a milímetro
son también los miles de colores
que vienen después
El arte para pintar cada atardecer
con diferente paleta
como si del más caprichoso
impresionista
se tratara
Aquí he vuelto a recordar
que 80 años nunca son límite
si hablamos de soñar
que 800 kilómetros son suspiro
cuando hablamos de abrazar
que 8000 estrellas son casa
cuando no nos queda nada más
Por suerte sigo sonriendo
cada vez que encuentro orégano
y me lo echo en cualquier plato
Se me pasa un poco
pero vuelvo a sonreír
cuando pienso
que solamente ella
lo entendería
que tal vez ella sonría
al leerlo
Así paso los días entre dos mundos
sintiendo que hay algo de mí
que no se acaba de encontrar
Estando a gusto entre montañas
pero sin ser capaz
de relajarme del todo
Intentando no sentirme solo
entre multitudes
que hacen camino
Mientras yo me quedo quieto
una vez más
aún sabiendo que sentir bien cerca
seguirá sin ser lo mismo
que acariciar
Perdido en el oeste
allí donde todo muere
sin quitarme de la cabeza
los preciosos amaneceres
que me estoy llegando a perder