24 de junio de 2015

Perdido en el oeste

Viajar hacia el oeste
me recuerda
mi amor por las puestas de sol
y tengo el placer de deciros
que aquí me enamoro cada tarde
Porque no es solamente
el ver a nuestra fuente
despidiéndose milímetro
a milímetro
son también los miles de colores
que vienen después
El arte para pintar cada atardecer
con diferente paleta
como si del más caprichoso impresionista
se tratara

Aquí he vuelto a recordar
que 80 años nunca son límite
si hablamos de soñar
que 800 kilómetros son suspiro
cuando hablamos de abrazar
que 8000 estrellas son casa
cuando no nos queda nada más

Por suerte sigo sonriendo
cada vez que encuentro orégano
y me lo echo en cualquier plato
Se me pasa un poco
pero vuelvo a sonreír
cuando pienso
que solamente ella
lo entendería
que tal vez ella sonría
al leerlo

Así paso los días entre dos mundos
sintiendo que hay algo de mí
que no se acaba de encontrar
Estando a gusto entre montañas
pero sin ser capaz
de relajarme del todo
Intentando no sentirme solo
entre multitudes
que hacen camino
Mientras yo me quedo quieto
una vez más
aún sabiendo que sentir bien cerca
seguirá sin ser lo mismo
que acariciar

Perdido en el oeste
allí donde todo muere
sin quitarme de la cabeza
los preciosos amaneceres
que me estoy llegando a perder

16 de junio de 2015

Lo siento


                                                                                          'Pero si quieres cabalgar
                                                                                           tocando el horizonte con la manos
                                                                                           más allá de cualquier meta
                                                                                                                     agárrate
                                                                                                                               que vamos.'

Carlos Salem


Supongo que tener la libertad
y no encontrar las ganas
hace que solo tenga sentido
mirar hacia dentro
Porque si miro hacia al lado
sé que no va a estar

Supongo que irse escuece tanto
cuando faltan las ganas de salir corriendo
cuando has encontrado un sitio
donde la felicidad te la da el respirar
y ya queda poco por buscar

Porque sentir los perjuicios
antes de haber encontrado los motivos
tiene pinta de todo
menos de indicar certeza

Encontrar cobijo
no puede ser sinónimo
de estancarse
Encontrar los brazos
no puede ser sinónimo
de olvidar las alas
Pero aun así
encontrar los labios
cuando toca irse
siempre será una putada

Nadie dijo que sería fácil
pero todos lo soñamos en algún momento,
y yo siempre he amado
el aferrarme a lo intangible
Como también he preferido derretirme
para asegurarme de que llegaba al Sol
(No me lo tengas en cuenta
si aún me dura la ceguera)

Así que irme
puede ser la excusa
para no hacer explotar esto también
Para poder acercarme con pausa
a la grandeza de ese horizonte
que como diría Carlos
ya me empiezo a ver capaz
de tocar con las manos
mientras cabalgamos
rumbo a nosotros

Lo siento
por volver a resignarme con las excusas
y por intentar ponerle nombre de oportunidad

a las putadas

7 de junio de 2015

De cómo me iluminó

Hay personas que son faro, y no estoy hablando de sus ojos. Dejadme que os cuente:

Hace tiempo me vi en una isla de escombros. Sobre ese parque temático en el que pretenden que vivamos para que molestemos lo justo. Me vi, y cuando te ves así el siguiente paso, una vez trituras los miedos, siempre es la deriva. El salto hacia uno mismo sin nada que entender, viendo un gran vacío y sin llegar a imaginar la dureza del suelo que amortiguará la caída. Surqué hacia un charco que se hizo océano. Me maravillé de cada atisbo de simplicidad engendrando la pureza. Me perdí mucho, en todas direcciones y sentidos. Volé por cientos de cielos, me vi sosteniendo estrellas y bailando con la Luna. Me enseñaron la grandeza de nuestras posibilidades como incentivo para seguir confiando en remar. Seguí pese a las tormentas. Retrocedí las veces que hizo falta hasta apaciguar esos incendios capaces de reavivar, incluso en alta mar. Reviví el dolor sin pudores, hasta entender qué fallaba en mí para permitir que el pasado fuera capaz de hacerse desierto sin agua, invierno sin sol o lágrima sin rostro. Y seguiré reviviéndolo las veces que haga falta.

Cuando mirar atrás empezó a provocarme una sonrisa, mirar hacia delante empezó a tener sentido.

Entonces me volví a ver, no donde estaba, sino cómo soñaba estar. Me vi sintiendo la paz de pisar tierra firme, pero sin perder las ganas de caminar. Proyecté el interior que mi alma anhelaba para seguir en su camino hacia la totalidad, es decir:
Me imaginé siendo capaz de convivir con el amor libre, acariciando unas alas ajenas. Siendo capaz de alejarme de la persona que nació para acompañarme (en caso de que existiera) con la sonrisa de quien agradece cada instante sin nostalgias. Algo así como hacer nubes de cada candado, como convertir las cadenas en pompas de jabón, y soplar. Soplar envuelto en gracia, soplar sin la necesidad de que nada vuelva. Creí que algún día amaría con más hechos que palabras, que me olvidaría de arrastrarme supurando suicidios. Pensé también en comprenderme a la hora del placer. En que tal vez con el tiempo acabaría conociendo mi cuerpo y haciéndolo vibrar a magnitudes que hablan de bendición. Incluso siendo optimista llegué a imaginarme compartiendo todo esto.

Entonces el cielo se decidió a hablar. Porque, ¿cómo van a llegar las bendiciones, si no es desde arriba? Ella descendió con la templanza de quien no tiene nada que perder. Yo sonreí con la soberbia de quien se ha pasado la vida sabiendo que jugaba en casa. Y por fin experimenté la dureza que hay al otro lado del vacío. De repente te planteas si lo que has hecho hasta el momento ha sido vivir o esperar a que llegara la vida. Porque todo aquello que soñaba entre olas se acaba materializando y me cae delante, poniendo mi mundo patas arriba. Aparece la luz del faro para mostrar la tierra donde pretendo sostenerme. Llega ella y me enseña que todo es posible, que lo que yo anhelo ella lo porta en su interior. Sobretodo me hace ver que puede existir en el mio. Pulveriza cualquier pasado avivando cualquier futuro. Llega como un empujón hacia mis sueños, les pone forma y les sonríe. Y me sonríe. Un guiño a la presunción de felicidad.

Llega ella y todo se ilumina.
Veo ante mí aquello que esperaba en el camino, y ahora lo quiero en mí. En mi interior.
Nos alejamos y no pasa nada. La abrazaré la infinidad de veces que me apetezca reinventando la distancia.
Ella ha hecho verdad mi camino, y yo ahora sé hacia donde tengo que andar.
Compartirlo con ella sería una alegría, pero nunca será una necesidad.
Por eso me despido soplando.
Soplando libertad y palpando el deseo.