Alejarse del hogar de unos abrazos,
de los suyos
Despedirse de la ternura
de unos días de sinceridad
y transparencia
De ver salir el Sol
en la llanura de su espalda
y verlo ponerse
por la hondura entre sus pechos
Cuadratura perfecta entre corazones y
almas
para, de nuevo, allanar el camino
para encontrar el sentido incluso en la
distancia
que ahora, tal vez, puje por adueñarse
de lo que no le pertenece
por lo suave y juntos que hicimos arder
el cielo
Porque triángulos, pentágonos y
hexágonos
se hicieron testigos de que prudencia
nada tiene que envidiar a profundidad
y que juntas
con la precisión del momento
nos hablan de lo insólito
Nos hacen insólitos junto a todo y
nada
en un abrazo capaz de no existir,
de hacer que nada exista y todo sea luz
Nos lo han hecho
Hay sitios a los que no sé si volveré
ni me importa
porque sé que jamás seré capaz de
irme
porque siempre existirán en mí
Es así como coloreo
los rincones de la geometría sagrada
que forma la vacuidad que me compone
Así adorno mi espacio interno
repleto de fractales
generados por las chispas de luz
que nacieron de nuestro choque de
pupilas,
los colores sacros desprendidos
por las lágrimas de mar e incienso,
y las mil vueltas de campana dadas
levitando sobre un epicentro
nacido del roce de dos cuerpos
relegados a un segundo plano
abandonados
por no haber aprendido
a fundirse