El vacío se apodera de una mente acostumbrada a vivir al límite. Se disuelven todos aquellos pensamientos que sostenían esta humilde maestría. Empiezan a desquebrajarse los esquemas que justificaban el sentido de nuestras danzas. Me pierdo entre unos razonamientos que intentan explicar aquello que vive en el limbo donde no existen palabras. Entiendo que no soy nadie para nombrar aquello que debéis sentir, que mi única función aquí es mostrar el inicio hacia algo único e indefinible.
Me siento tan desorientado como seguro estoy de que este es el camino. Aquí lo importante es tener a quien nos guíe y evidencie nuestros errores para así saber donde tenemos que enviar todo nuestro amor. Vamos a curarnos las heridas plantando claveles en cada resquicio de pólvora que dejamos olvidado e incomprendido. Vamos a querernos sin condicionales ni explosivos. Vamos a encontrarnos un poquito con nosotros mismos y con todo a la vez, que no ha dejado de ser lo mismo. Y digo vamos, porque reitero sin pudores que soy el primero que anda perdido.
Necesito confiar en todo aquello inexplicable e intangible que da sentido a la belleza de esta vida. Necesito dejar de buscar para así encontrarme. Y entre todo esto debería dejar de necesitar. Y sobretodo.
La intensidad abrumadora de sentir sin enturbiar con la mente es la culpable de mi naufragio. Ese miedo al cambio, ese silencio que se hace preámbulo de un gran acontecimiento es lo que corroe a mi razón. Parece que he conseguido pararme, que el mundo ha quedado suspendido, y presiento que el siguiente paso será la admiración de un niño que descubre por vez primera la inmensidad del mar.
Sentir que estoy aprendiendo a volar después de todo el tiempo que he pasado arrastrándome sería el principal motivo de la lista si hoy fuera capaz de llorar penas y alegrías. Que tal vez me encuentre perdido, pero por fin empiezo a sentirme vivo. Por fin admito el hueco necesario en mí para ser llenado por esa información que anda suspendida a vibraciones cristalinas.
Ahora que soy capaz de enamorarme de todo aquello que hago. Ahora que siento que es posible vivir sin sufrimiento. Ahora, y mientras dejo que esta lágrima de felicidad marque el camino, soy capaz de decir bien profundo:
el Tantra
como cualquier otra pureza
no existe en los libros
el Tantra
solamente existe en mí
existe en ti